martes, 17 de julio de 2012

Nuevo Artículo: "El Este de Caracas y el Chavismo"

Irene Sáez y Capriles


Por: Evaristo Marcano Marín

En estos momentos, Irene Sáenz resulta ser un lunar en la reciente historia política de la oposición y un caso para entender muy bien, cómo la oposición viene tratando al país, después de haber transcurrido más 23 años del momento en que se produjo el primer quiebre del pacto de punto fijo. Irene fue una opción que después se desechó, pero eso no es obstáculo para entender el sentido de esa opción-figura y cómo ella encaja en lo que siente la oposición por el país. No era la pobreza y miseria los problemas que preocupaba a la oposición y no era tampoco, la crisis política, el asunto que les planteaba una restructuración de su pensamiento y forma de proceder. Irene era un traje pensado para continuar viviéndose a Venezuela.

Irene es un lunar, pero Capriles no es distinto a Irene. Hay parecidos perfectos entre Irene y Capriles. Por supuesto, encontrar los perecidos no debe detenerse en las curvas de Irene y un chequeo de los ojos de Capriles. En eso, no vale la comparación para encontrarle parecido.

El silencio o los vacíos existenciales en lo que incurre Capriles son proporcionalmente iguales a la belleza que tenía Irene Sáez en el momento en que COPEI decide utilizarla para esconder la crisis que estaba confrontando y la lanza por unos días como candidata. Irene Sáez tenía como esconder su silencio o vacío de ideas, aunque era más o menos suelta en el hablar. Sus curvas o aspecto físico distraían y servía para tapar la crisis del pacto de punto fijo que ya entraba en su fase final.

El bipartidismo desde la óptica de COPEI, optó por no verse como cadáver insepulto y no dar una mala apariencia. COPEI apeló a la curvas de una mujer y no hablo de belleza. Es decir, su proyecto no pasó de un esfuerzo por encontrar un físico con sus curvas, que nos hiciera ignorar la crisis y la miseria en la que vivían el 70% de los venezolanos. AD decidió reconocerse o ensayar un reencuentro con lo que había sido y nada mejor, que usar a la persona que cariñosamente le daban el alias de caudillo y era muy reconocido como el mago de los procesos electorales por su empeño en levantar muertos y ponerlo a votar. AD soltó sus demonios con Alfaro Ucero y con esa opción, dejaron ver que nada había sucedido en el país y se manejaban en el dilema de la bella y la bestia.

Vino la debacle de estas dos alternativas electorales que los representaban muy bien y juntos, decidieron embarcarse con una opción, sin respuesta a la crisis, pero que los colocaba más cerca de su perfil histórico. Surge la opción de Salas Römer y desde ahí; la derecha venezolana ha estado haciendo un recorrido que lo mueve más radicalmente hacia la derecha y donde efectivamente, no cabe Venezuela como país-nación. Irene no pasó de ser eso; una opción de curvas y en el mejor de los casos, Irene Sáez era la posibilidad de reducir a Venezuela a la condición de Chacao. Un modelo que por supuesto, tenía una connotación o un sentido social.

En la oportunidad en que se pensó en Irene Sáenz y Salas Römer poco importaba el país y Venezuela continúa importándole muy poco a la derecha. Capriles no son las curvas de Irene Sáez y si en algo estamos seguro, es que Capriles representa al igual que Irene, una manera de entender y ver la política como un aspecto complementario (medio) para los negocios. En ese juego, Venezuela es el objeto de esos negocios. Capriles es una rancia expresión clasista. Su “discurso” chavista en algunos casos, es manera de cazar bobo, pero en las pocas palabras que balbucea, no logra esconder su intención de querer hacernos desertar de Venezuela, como país y como nación. En su discurso real, no perceptible a veces, Venezuela no es viable; es un momento para pasar por ella y usarla.

La única propuesta que tienen es hacer de Venezuela un objeto y una mesa para tranzar negocios sin ningún tipo de compromiso. Le importa su petróleo en tanto pueda ser objeto de una privatización y le importa Venezuela en tanto pueda ser una especie automercado donde cada transnacional haga sus negocios.

En su “discurso” e insistencia sobre la violencia, no hay una comprensión de país y del fenómeno, pero si tiene muy claro, la idea o propuesta de querer hacernos desertar de él, como espacio que nos identifica con un ideal y con una emoción. No fue una barbaridad o un irse de la lengua, eso de ver como estúpido que los venezolanos sintiéramos a Bolívar en la fecha de nacimiento. Eso es exactamente lo que son y esa expresión, es su conciencia que habla. Para la derecha y para Capriles, es estúpido sentir a Bolívar y es también estúpido amar a Venezuela. Venezuela es Chacao o Venezuela es un negocio. Entre las curvas de Irene y los vacíos de Capriles está el mismo sentir.



evaristomarcano@cantv.net



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              La Derecha y su Programa 2013-2019 (y II)

    (La Descentralización y el Poder Popular)

En la medida que avanzaba en la lectura del programa de la derecha, se asomaban a mi mente las siguientes preguntas: ¿Se burla la oposición de los electores venezolanos? ¿La oposición cree efectivamente que sus seguidores no recuerdan? ¿Se lo cree la oposición o efectivamente los denominados antichavistas no tienen memoria?
El programa de la derecha con muy escasas referencias, no hace más que “comparar” la IV con el proceso bolivariano, pero en esa “comparación” no hay datos e indicadores. Una comparación que no pasa de decir e insistir por ejemplo, que durante la IV la administración pública estuvo orientada eficaz y eficiente al servicio del bienestar de los venezolanos y que ahora no es así. Está al servicio del un autoritario.
 El tema de la descentralización  y el Poder Popular son dos aspectos  tratados en el  programa. A través de ellos, se entiende bastante a la oposición y a sus seguidores. En los lineamientos se deja ver, que los “avances” logrados en el campo de la descentralización resultó ser para AD y COPEI una fiesta democrática y una demostración de su compromiso con el país. En la lectura se percibe por ejemplo, que la elección directa de gobernadores la entregaron muy comprometido con la fallida reforma del Estado. Un bobo o castrados políticos pueden entender esto así, porque no son capaces de recordarse toda la movilización que realizó una parte de la sociedad venezolana (movimientos de los notables) para arrancarle esta ley a los partidos de AD y COPEI.
Más allá de este hecho, la tesis y la concepción que defiende la oposición sobre la descentralización en este programa, se limita a lamentarse que las entidades territoriales no le llega el dinero, porque una parte de los recursos que recibían tiene como sujetos a las comunidades organizadas. El problema no es la descentralización; el asunto es monetario y se lamentan de los aportes que van a los consejos comunales como parte de un proyecto básico de la revolución. Los puntos que se comentan en la página 29 de los lineamientos, como “logros de la descentralización entre 1989 y 1998”,  son casi todas mentiras.
Si en algo hay que seguirse quejando en tiempos de revolución, es la situación que viven los municipios con los llamados PDUL. Pocas alcaldías no tienen todavía este instrumento  y las que lo tienen, no lo usan. Esto no es un logro de la IV y lamentablemente  tampoco se registra como logro  de la V.
¿Qué fue el FIDES y el LAEE? ¿Es mejor instrumento el FIDES y LAEE que la Ley Orgánica de Consejo Federal de Gobierno y su Reglamento?
Estas dos leyes se asumen como dos puntos importantes en el proceso de descentralización y probablemente fueron dos iniciativas con sus bondades, pero con un esquema de distribución de recursos que promovía la existencia de dos Venezuela. Las entidades no eran iguales ante la ley. Había unos estados que eran más venezolanos que otros y a través de esa ley, se promovía una mayor desintegración territorial. El modelo de descentralización que promueve la oposición a través de estos lineamientos, pretende revivir un modelo de descentralización que pretende regresarnos a la existencia de dos Venezuela en el plano territorial y social.
No es cierto lo que se plasma en la página 25 de estos lineamientos cuando se dice: “Por su parte, el FIDES quedó virtualmente eliminado con la aprobación con la Ley del Consejo Federal de Gobierno, la cual establece que los recursos que nutrían al fondo y se transferían a los estados y municipios pasan ahora a los consejos comunales”. No es cierto esto; el FIDES no quedo “virtualmente eliminado”, quedó realmente eliminado y los recursos no van a los consejos comunales. Una parte de esos recursos que antes se quedan en los estados y municipios bajan ahora a las comunidades organizadas y esto es un cambio sustantivo. Los estados y municipios continúan recibiendo sus aportes y esta Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno con su reglamento, es un instrumento de mayor alcance descentralizador, que la ley FIDES y LAEE. El índice relativo de desarrollo es efectivamente un mejor criterio para proceder a realizar la distribución de los aportes a los estados y municipios. Socialmente es un mejor parámetro.
El problema y el clavo que atraviesa el sentir de la oposición, es que dentro del modelo de descentralización que ofrece el proceso bolivariano, las comunidades organizadas son un sujeto activo y tienen posibilidades reales de participar. A la oposición le duele e irrita que este modelo tenga este sentido y por eso el malestar.  Su problema en estos lineamientos camina tras la opción de desmantelar estas iniciativas que el proceso ha denominado “Poder Popular” y para encubrir o justificar la eliminación del Poder Popular y sus leyes, expresan que hay que “deslastrarlo  de todo sesgo ideológico”. Su interés es eliminarlo y quitarle el derecho que tienen de recibir aportes a través del Consejo Federal de Gobierno. Esto queda claro en  la página 17; después de tanta basura, se dice. ¨Los consejos comunales deben terminar de asumir “funciones públicas que le son ajenas”. Debajo de toda la otra basura, este detalle es definitivo para verle su intención.

 

 

 

La Derecha y la División Social del País

Por: Evaristo Marcano Marín 

Hay dos situaciones en las cuales la derecha ha tenido un desempeño más o menos efectivo desde el punto de vista comunicacional. Para ellos ha sido muy duro desmontar el liderazgo de Chávez y hay que reconocer que en eso se la ha ido el alma. La campaña mediática para este propósito ha sido intensa pero Chávez está como un roble.
No ha sucedido así, con el manejo o idea de hacer ver que la violencia y la división del país en dos toletes, es un fenómeno nuevo y producto de Chávez. He oído a personas humildes y pobres que ahora están o viven mejor, sostener que Chávez rompió la armonía social que supuestamente prevalecía en Venezuela antes de 1999.
La derecha venezolana, sintiendo que ese mensaje ha calado en sectores sociales que fueron excluidos con sus políticas, ha plasmado e insistido en los pocos documentos que han dado a conocer, la idea de la unidad nacional, como una manera de suavizar su enfoque de clase. El eslogan de “unidad nacional” y una Venezuela donde caben todos como igualitos, es un intento de irse al baúl donde tienen su políticas para sacar el símbolo o recurso de Juan Bimba con el cual ideologizaron la sociedad dividida que construyeron durante las últimas cinco décadas del siglo XX.
No deja de ser verdad, que hoy somos un país dividido y probablemente lo seremos siempre. Eso es verdad, lo que no es verdad, pero mucha gente no lo tiene como verdad, es que Venezuela es hoy un país menos dividido que antes y la división que hay ahora, a diferencia de la división que existía ayer, está menos encubierta que antes. Hubo un Juan Bimba colocado como símbolo de un partido para sembrar y “suavizar” esa desigualdad y división del país.
El Juan Bimba que tenía AD como un símbolo y el lema AD es el “partido del pueblo”, era una eficaz estrategia para que muchos venezolanos se sintieran ocupando un puesto privilegiado en la sociedad venezolana. Un alto porcentaje de venezolanos se sentían fotografiados en esa imagen y les era suficiente recibir y tener ese bollito de pan en el bolsillo de su liquilique blanco. Su pobreza era asumida como un destino o como un mal necesario. La imagen de ese Juan Bimba que tuvo el partido del pueblo, trasmitía esa idea sobre la pobreza e inducia a los pobres a sentirse cómodo con ella. Perverso el enfoque y perversa la manera para que el Juan Bimba que era el pueblo, asumiera muy conforme su condición de pobre. Hasta el detalle de las alpargatas, cuadraba con la intención de hacernos ver a Juan Bimba como un modelo o un sueño que debíamos seguir. Ser un Juan Bimba, era el proyecto que nos vendía y ya esa figuraba de Juan Bimba que era pueblo, contenía su sentido de división social promovida como política.
La derecha no pierde oportunidad y alimenta diariamente esa tesis de un país divido a partir de Chávez. Un “alto” dirigente del MAS sostuvo en una nota de prensa recogida en Correo del Orinoco, que los índices delictivos que se observan en el país, son productos del “discurso de odio y división de Chávez”.
Exponen sus mentiras como si no hubiese historia y no estuviera muy bien documentada la tremenda división social que promovieron con sus políticas. Hay muchos documentos sobre la pobreza y la desigualdad en la Venezuela de AD, COPEI y sus derivados. Recientemente leí en Cronología de una Implosión de Teresa Maniglia, que en diciembre de 1995, el país había cerrado con una pobreza de 84%. El l PNUD, que es un programa de una institución con un perfil político bien distinto al proceso, ha informado por años de cómo Venezuela ha venido superando los altos niveles de pobreza y desigualdad dejados por la IV y sus partidos, pero para la derecha venezolana esto no cuenta. No es división social y política que un 85% de los venezolanos haya vivido en un estado de pobreza, pero ahora, en unas condiciones en las cuales esa pobreza ha descendido considerablemente; el país si se encuentra dividido y esa división (con la delincuencia) es producto de Chávez.
El símbolo de Juan Bimba parecía real, pero no lo era porque nos más 10% disfrutaba de la riqueza y tenía la opción de negociarla. Para los nalguitas blancas es normal la exclusión escolar y negarles a jóvenes su derecho al Estudio. Es normal o era normal, la existencia de los comités de cupos como una vía para lograr un cupo en la universidades. Ahora luchan para regresarnos a ese estado de cosas, porque eso le asegura su modelo de exclusión y de universidades solo para ellos.
evaristomarcano@cantv.net


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Chávez en Barcelona y sus Detalles

(Artículo Publicado en Aporrea Domingo  15/07/12)

El Chávez de este jueves 12 de julio en Barcelona, no es un Chávez distinto al que conocemos. Su discurso tampoco fue diferente, porque lo regular es que los discursos o alocuciones de Chávez son siempre un manantial de ideas, reflexiones y puntos de vistas que si nos detenemos en revisarla, siempre resalta la intención de hacernos ver su proyecto e ir al fondo de la propuesta. Por lo que he leído y escuchado entre amigas, amigos y camaradas; la parte del discurso que más justó fue la referencia a la situación de Barcelona y creo entender, que aunque esa referencia fue el punto más visible de su intervención; Chávez fue más o menos hondo, pero no tan profundo como debía ser y tal vez por eso, lo más visible de su discurso se focalizó en lo más inmediato: las calles de Barcelona.
Permítase plasmar en esta nota, la lectura que hago de este discurso. Si nos detenemos en la “lectura” que ha hecho la oposición, hasta por esa vía podemos entender el liderazgo de Chávez y la estrechez política de la oposición. La oposición ha resaltado que Chávez vino a recuperar el estado y eso no debería entenderse así, porque Chávez ha sido y es un aliado crítico de su proyecto. No hay intervención de Chávez en la cual no exprese una insatisfacción por alguna situación que no avanza en los términos esperados. ¿Capriles ha dicho algo de lo malo de su gestión y de las gestiones de los opositores? ¿Reconoce en qué se ha equivocado? ¿Ha ofrecido disculpa al país por los desmanes que cometió en 11 y 12 de Abril? Lo ha ignorado, pensando tal vez que tenemos memoria corta. Su supuesto autobus del progreso obvia su trayectoria.

No pretendo colocarme de juez del diablo en este espinoso problema al que Chávez hizo referencia en una parte de su intervención. El problema de las gestiones locales es un tema importante para el proyecto y por ser importante, Chávez debe revisarla, pero también es un reto que tenemos con el proyecto y esto nos reclama de una especial consideración y una responsabilidad que no debe estar sujeta a una visita de Chávez y a un discurso que a veces se detiene en lo más inmediato. Poner el ojo ahí en lo inmediato, es una práctica que nos conduce a centrar la atención en lo que Carlos Matus denomino la fenosituación (formas/apariencias), dejamos a un lado, lo genosituacional (lo esencial). Hay que decirlo, sin la intención de corregir a Chávez pero tratando de abrir el entendimiento para una mejor comprensión a las situaciones mencionadas en su discurso. Al  plantear la problemática desde la perspectiva del gerente o los gerentes, haciendo abstracción al instrumento, nos focalizamos en una visión parcial y corremos el riesgo de colocar al proyecto bolivariano frente a una alternativa de proyección y concreción por parcelas y bajo la siguiente premisa: El proyecto avanzará dependiendo de un gerente que cubre un periodo de gobierno más o menos bueno o regular, dentro del marco del Estado que tenemos. Se nos olvida, que además de una eventual gestión, existe un problema estructural que no hemos atendido. Andamos aún con el Estado que la propia oligarquía le planteaba una reforma desde la década de los ochenta del siglo pasado.

Hay un buen libro de Carlos Matus cuyo título es los “Tres cinturones del gobierno”. Fue una de sus últimos trabajos y a través de ese texto, podemos ayudarnos para una comprensión de lo que tratamos de analizar y salirle al paso a este esquema de vernos parcialmente o bajo el esquema de la gerencia, obviando otras variables de la dinámica. Decía Matus en esta obra, que la “calidad del aparato organizativo” es un elemento fundamental en el desarrollo de una gestión y sabemos que desde la aparición del llamado grupo de los notables en Venezuela, ese aparato organizativo no era útil ni para el Estado burgués y menos lo será para un proyecto que intenta producir una transformación. Los resultados son de alguna, producto de una institucionalidad.

A 13 años de instalación del proceso bolivariano, cierto es que tenemos exactamente el mismo Estado. Unos dicen que moribundo pero si nos detenemos a ver el resto de su familia, notaremos que todo la institucionalidad de este Estado que tenemos está igualita. Lejos de encontrase moribundo; los elementos más esenciales que lo pueden conectar con el llamado Poder Popular, lucen vivito; muy vivitos. El Municipio y su poder ejecutivo y legislativo están enteritos. Siendo El Municipio y la Alcaldía, la institucionalidad más cercana al pueblo y al Poder Popular; el proceso aún con la reforma a ley Orgánica del Poder Público Municipal no ha producido un acercamiento hacia el Poder Popular o no se ha hecho una propuesta para la toma de este poder municipal por parte del Poder Popular. Desde esa institucionalidad, cualquier “parche” que se le coloque no aportara mucho. Fíjense en la suerte de los Consejos Locales de Planificación (CLP), la vieja estructura y los viejos y nuevos alcaldes la invadieron y hoy luce como una especie de jarrón chino o institucionalidad en un estado de agonía. Carece de autonomía y de olor a pueblo.

Chávez, tal vez por la condición de estar frente a una situación estrictamente electoral, dejó a un lado este asunto y desde el proceso, no tenemos porque olvidar que desde la institucionalidad existente con su mal endémico (el burocratismo); la posibilidad de dar el salto es muy difícil. Luce como una gran contradicción con las líneas del Proyecto, una iniciativa de impulso al poder popular tutelada desde un ministerio o sujeta a una posibilidad de que el poder constituido le transfiera poder al poder constituyente. Luce una soberana contradicción entender a una comuna o un consejo comunal, desde el sello burocrático de una taquilla única dispuesta en un ministerio. Esa una gran contradicción que debemos saldarla.

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